vivir con la preocupación
Viernes.
Mi hijo decide salir con sus amigos a un concierto. Bueno, el concierto es en la noche, pero él sale desde temprano en la tarde.
Yo sé para qué.
Decido seguir uno de los lemas del programa de recuperación: soltar las riendas.
No es fácil.
Soltar las riendas y entregárselas al Poder Superior.
Pensar que ahí arriba alguien se está encargando de él, de mí, de nosotros.
Y sin embargo, hay miedo y también frustración.
No puedo impedir que él haga lo que quiera hacer.
Tampoco puedo vivir con miedo y angustia.
Suelta las riendas, me dice el programa. Suéltalas.
Pon las cosas en manos del Poder Superior.
Pienso que debo dejar de escribir esto e irme a estudiar mis cosas, a dibujar mis arcanos de anime que han estado tanto tiempo abandonados. Debo seguir mi vida, y confiar en que todo lo que pasa estará en manos de alguien más sabio y poderoso que yo.
A ver si lo consigo.
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